Esta receta os va a gustar!!, están riquísimos estos lomos crujientes. Después de tanta verdura, pescado y pollo no podía, por más que he querido resistirme a comerlos!! Lo he acompañado con arroz con piña y aceitunas, la receta la podéis ver aquí http://perezososacocinar.blogspot.com/2011/11/arroz-con-pina-y-aceitunas.html
En principio este era un plato sólo para mi peque, pero quien se puede resistir.... Probadlo ya veréis!!
Ingredientes:
Dos filetes de lomo por persona
Pan rallado
media bolsita de almendras picadas
medio vaso de zumo de piña
una cucharadita de harina
aceite de oliva
una cucharadita de mantequilla
una cucharada de miel
sal
pimienta
Elaboración:
Salpimentar los filetes de lomo. En un plato poner el pan rallado y mezclarlo con las almendras picadas, y en otro plato un huevo batido.
Pasamos los filetes de lomo por huevo y luego por la mezcla de pan rallado y almendras.
Freímos en abundante aceite caliente, reservar.
Para la salsa:
En una sartén ponemos la mantequilla y un pelín de aceite (como siempre para evitar que la mantequilla se queme). Tostamos en ella la harina.
Añadimos el zumo de piña y la cucharada de miel. Mezclamos bien y dejamos a fuego suave hasta que reduzca y espese.
Ya sólo queda emplatar, servir los filetes de lomo y por encima la salsa de miel.
Puesto Antes En Sujeto Indigno, Es Enmienda Blasonar Del Arrepentimiento de Sor Juana Ines de la Cruz
Cuando mi error y tu vileza veo,
contemplo, Silvio, de mi amor errado,
cuán grave es la malicia del pecado,
cuán violenta la fuerza de un deseo.
contemplo, Silvio, de mi amor errado,
cuán grave es la malicia del pecado,
cuán violenta la fuerza de un deseo.
A mi misma memoria apenas creo
que pudiese caber en mi cuidado
la última línea de lo despreciado,
el término final de un mal empleo.
que pudiese caber en mi cuidado
la última línea de lo despreciado,
el término final de un mal empleo.
Yo bien quisiera, cuando llego a verte,
viendo mi infame amor poder negarlo;
mas luego la razón justa me advierte
viendo mi infame amor poder negarlo;
mas luego la razón justa me advierte
que sólo me remedia en publicarlo;
porque del gran delito de quererte
sólo es bastante pena confesarlo.
porque del gran delito de quererte
sólo es bastante pena confesarlo.