Seguimos con la operación "Guerra a la hipertensión", las técnicas a seguir deben ser: la plancha, el vapor o asados en el horno, así que se me ocurrió rellenar una merluza para además de darle otro sabor, que nos llenara más que la tipica merluza al horno regada con limón. Y este fue el resultado, la verdad que para ser un plato de régimen, es exquisito.
Ingredientes:
Una merluza grande abierta sin la espina central.
1/4 almejas
1/4 gambas peladas
pulpo cocido muy picadito
espinacas.
aceite de oliva para engrasar la bandeja del horno
El zumo de un limón (si no te gusta el sabor del limón puedes sustituirlo por vino blanco)
Pimientas variadas: verde, roja, negra y blanca
Las cantidades de pulpo y de espinacas la dejo a vuestro elección, dependiendo de cuantos comensales sean, con esta merluza pueden comer muy bien cuatro personas, por supuesto acompañada de una ensalada.
Preparación:
Engrasamos la bandeja de horno con el aceite de oliva y ponemos sobre ella la merluza abierta. Rociamos con las pimientas y quien no tenga problemas de hipertensión le pondrá también un poco de sal. En un lateral de la merluza pondremos el relleno: Las gambas, el pulpo y las espinacas (yo he utilizado espinacas congeladas).
Cerramos la merluza, la regamos con el zumo de limón y le ponemos unas rodajas de limón por encima del pescado. Echamos en la bandeja las almejas que previamente hemos lavado y quitado toda la tierra.
La ponemos en el horno previamente calentado, a 180º durante 20 minutos. ¡Y listo para servir! La merluza está exquisita pero no os digo nada como resultaron estar las almejas.... Si os gusta el sabor del limón volver a regar con más zumo, riquísimo....
Poema Adán Y Eva de Jaime Sabines
1
Estábamos en el paraíso. En el paraíso no ocurre nunca nada. No nos conocíamos. Eva, levántate. -Tengo amor, sueño, hambre. ¿Amaneció? -Es de día, pero aún hay estrellas. El sol viene de lejos hacia nosotros y empiezan a galopar los árboles. Escucha. -Yo quiero morder tu quijada. Ven. Estoy desnuda, macerada, y huelo a ti. Adán fue hacia ella y la tomó. Y parecía que los dos se habían metido en un río muy ancho, y que jugaban con el agua hasta el cuello, y reían, mientras pequeños peces equivocados les mordían las piernas.