Lemon Curd y Gorritos de nomos

Lemon Curd:

Cuatro yemas de huevo
200 gr. Azúcar
100 ml. Zumo de limón
100 gr. Mantequilla

Preparación:

En un cazo a fuego medio ponemos el azúcar y el zumo de limón, incorporamos las yemas pasándolas por un colador. Removemos bien con una cuchara hasta que pase por el colador.

A medida que se va calentando lo veremos más líquido pero poco a poco, el azúcar se va caramelizando y va cogiendo cuerpo. Eso sí, no dejéis de remover, más o menos durante 15 ó 20 minutos. Cuando veamos que ha espesado lo retiraremos del fuego. Debe quedar con el espesor de un flan recién hecho.

¿veis la diferencia entre las dos fotos? Así tiene que quedar. Lo apartamos del fuego y le añadimos la mantequilla. Removemos para que mezcle bien y se irá deshaciendo con el calor que aun le queda.
Esperamos a que esté templado y lo metemos en el frigorífico.

Esta crema se puede usar para rellenar unas tartaletas, como relleno para un bizcocho o como cobertura de una tarta. Yo lo voy a usar para acompañar estos Gorritos de nomos.

Gorritos de nomos:

Ingredientes:

Una masa de hojaldre
Un huevo batido

Preparación:

Extendemos el hojaldre con un rodillo, lo pinchamos con un tenedor para que no suba mucho con el calor.
Lo cortamos en cuadrados y después en triángulos. Les damos forma de gorritos (ver fotos). Los pintamos con el huevo batido y lo metemos en el horno a 180º durante 15 minutos. Esperamos que se enfríen y rellenamos.

Yo los he hecho muy pequeños y se me cerraron, así que tuve que abrirlos para poderlos rellenar. Os aconsejo que hagáis menos cantidad pero más grandes.



Al hojaldre no le he puesto azúcar porque ya con el lemon curd es suficiente dulce. También lo podemos utilizar en salados poniéndole un poco de queso en crema, etc,. Esto está de lujo.

Poema A Rafael Alberti de Pablo Neruda

(Puerto de Santa María, España).

RAFAEL, antes de llegar a España me salió al
camino
tu poesía, rosa literal, racimo biselado,
y ella hasta ahora ha sido no para mí un recuerdo,
sino luz olorosa, emanación de un mundo.

A tu tierra reseca por la crueldad trajiste
el rocío que el tiempo había olvidado,
y España despertó contigo en la cintura,
otra vez coronada de aljófar matutino.